Soy madre, tengo tres hijos, el mayor es síndrome de Down. Lo señalo porque alguien puede pensar que esto es una dificultad para ser familia colaboradora, pero no, precisamente esto es lo que me animó.
Ser padres y madres no es nada fácil, cada etapa de sus vidas es un reto que no sabes si has superado hasta que estás en la siguiente. Creí haber experimentado todos los retos hasta que con once años llegó él a nuestra familia, ¡¡ahora tiene dieciséis!!!
Con él estoy aprendiendo lo que es el amor incondicional y he podido conocer la realidad de tantos nin@s y jóvenes que crecen sin saber lo que es una «verdadera familia».
A esas personas que ahora se preguntan, ¿seré capaz?, las animo a vivir esta gran aventura de ser familia colaboradora y a no tener miedo porque de lo único que debemos arrepentirnos es de no haberlo intentado