Cuando apareció ante mí un recorte de prensa sobre Crecer con Futuro y las familias colaboradoras, tuve claro que esa era la forma que llevaba años buscando para ayudar a alguien. La vida me ha dado muchas cosas buenas… por ello devolverlo a la sociedad.
Crecer con Futuro, fue el cauce perfecto y cálido para canalizar y llegar a la administración. Yo tenía claro que quería llevar a mi vida a un niño de 12 o 13 años, los que tienen más difícil su implicación en una familia. En mi entrevista con los técnicos del Servicio de Protección de Menores ya me hablaron de Mario*, un niño que, por su discapacidad psíquica, lo tenía todavía más difícil. No lo dudé, creo que, si quieres ayudar, siempre al más débil, en eso demuestra uno sus valores.
Mario llegó con su sonrisa, con sus abrazos y con esa mirada perdida, que muchas veces me preocupa, porque no sé qué pensará de este mundo que le rodea y que cada vez se le hace más extraño. Yo procuro enseñarle que ser diferente no es malo, sino distinto.
Mario tenía más hermanos biológicos, y vivía en el centro con uno de ellos, Nacho*, menor que él. Se me planteó un dilema, ya que me resultaba duro separarlos, cuando ya los habían segregado del resto de su familia. Con Mario descubrí lo que puede ser un niño ya adolescente, fascinado por las estrellas y el cielo, y como la imaginación también es una forma de sobrevivir. En mis visitas y recogidas, el hermano poco a poco fue abriéndose a mí. Yo sabía y veía que se adoraban.
Y solicité ser familia colaboradora también de Nacho. Al año y medio de llegar Mario, llegó el pequeño. Los dos, juntos, son una bomba de risas, carreras y hasta peleas, pero los dos suman una explosión de vida, y eso es muy difícil de conocer, ni siquiera comprar. Hay experiencias únicas e irrepetibles, y esta es una de ellas, que yo vivo intensamente y que ellos y sus sonrisas me demuestran que también lo sienten así.
Muchas veces me dicen que les gusta que esté con ellos, y les pregunto con ironía:” ¿Por la merendola?”. “Noooo –responden- por estar juntos, por estar con nosotros…”. Por estar…
Qué fácil resulta servir de apoyo a un niño: Mario lo será toda su vida, Nacho parece que no… Qué fácil, y cuánto me repercute a mí. Sé que el día que no ande por aquí, habrá dos hombres que recordarán las tardes que pasé con ellos…y eso, señores, es seguir vivo…
Os recomiendo esta experiencia. He viajado y conocido muchos lugares y experiencias, ninguna como esta, ya os lo dije….pura explosión de vida.