23 años más tarde Andalucía tiene una nueva Ley de Infancia y Adolescencia, esta vez, con las niñas, niños y adolescentes en el centro de la normativa. Esta ley, elaborada con la participación de numerosos colectivos sociales, reconoce como primer derecho de los y las menores su derecho a desarrollarse de manera personal y plena en el seno de una familia, familia entendida en el sentido más amplio de la palabra: familia de origen, familia adoptiva, familia acogedora y/o familia colaboradora»
«La institución de la familia y el desarrollo integral de la persona en un contexto familiar no admite argumento en contrario, el desarrollo y la conformación de la personalidad, la socialización, las pautas educativas o las relaciones afectivas donde mejor se conforman y se adquieren es, sin duda, en el seno de una familia y ésta es otra de las máximas que reside en esta norma y hacia la que van dirigidas las políticas públicas de prevención y protección.»
Entre estas políticas de protección familiar se encuentra la figura de la Colaboración Social (art. 110), figura que cobra especial reconocimiento en esta nueva ley, y que en los últimos años está teniendo un fuerte impulso al suponer una respuesta esperanzadora a la realidad de las niñas, niños y adolescentes de entre 11 y 17 años que viven en centros de protección de menores.
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